jueves, 22 de julio de 2010

EL PODER DEL MIEDO





Nunca antes había notado tu presencia de este modo. Apenas puedo verte como una figura borrosa que se desvanece en la oscuridad.
Todavía no sé quién eres. Tengo frío.
Arropado hasta el cuello intento protegerme de aquello que desconozco, aunque sé que en realidad mi intensa vulnerabilidad resplandece por sí misma.
Miro de nuevo, pero ya no estás ahí.
Ahora, ahora recuerdo. Era el miedo el que no me dejaba verte, pero está claro, eres tú.
No sé por qué te has ido...
No puedo dormir. No sé por qué. Quizás por tu imagen, tu silueta, por ese espléndido juego que ha comenzado la imaginación conmigo. O quién sabe... puede que simplemente no esté suficientemente cansado.
No dejo de pensar en ti.
Inconscientemente he empezado a pensar en todos esos momentos que hemos pasado juntos.
Ya son las 5:00
Alguien llama. Es tu madre.
Por lo visto viniste a verme hace una hora.
Ojalá el miedo me hubiese dejado hablar contigo.

Nunca te olvidaré.