lunes, 29 de agosto de 2011

EL PODER DE LOS ESTADOS DE ÁNIMO


Te tranquilizas, te sientas y miras por la ventana. Nada ha cambiado. La misma ventana de todos los días, los mismos árboles tras ella, el mismo cielo, los mismos edificios, incluso la misma gente... Pero no se trata de un cambio material, esa misma calle sabes que ha cambiado desde que la observas camuflado en tu cuarto.

Intuyes que hay algo, pero ni siquiera sabrías concretar de qué se trata, sólo sabes que es diferente y que muy probablemente no es la primera vez que notas algo así, incluso algo dentro de ti te dice que ahí no acaba la cosa, que dentro de poco volverá a cambiar.

Sigues detrás de la ventana, o delante, según lo mires, y algo te mantiene paralizado. En fin, sabes que no son pensamientos, no oyes nada en tu cabeza, simplemente observas, pero eres consciente de que algo te impide apartar la vista.
En ese momento empiezas a sentir algo que recorre tu cuerpo como la sangre por las venas y sabes que es paz, que es tranquilidad, porque es así como te sientes.
Por último, apartas la vista, pero vuelve a quedarse fija en otro punto de tu habitación, y sigues con la mente en blanco. Empiezas a ser consciente de que dos especies de YO internos están luchando en ese mismo momento. Uno no quiere volver a la realidad, y el otro lucha por ello. Como siempre gana el segundo.

Y todo esto... ¿Por qué? porque el que ha cambiado eres tú, y porque sin darte cuenta has empezado a ver las cosas con otro color, y es que puede parecer poco importante un estado de ánimo cuando en realidad... lo cambia todo.

No hay comentarios: